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El Día de la Madre y el consumismo

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Madre recibiendo besos

Cuando Ana Jarvis quiso conmemorar el fallecimiento de su madre y organizó un día para celebrarlo, no podía imaginarse que acababa de crear uno de los acontecimientos comerciales más importantes del año. El día de la madre nació como un reconocimiento de una hija a su madre, la cual había establecido en varias ciudades de Estados Unidos fechas conmemoratvas para reconocer el esfuerzo de las madres trabajadoras; pero tras el éxito de la idea que en 1907 dio forma Ana María, y haber conseguido que presidente Woodrow Wilson recogiera la iniciativa y la popularizara, la inspiradora de tan altruista idea acabó renegando de la misma, al comprobar cómo había sido empleada con fines comerciales.

En 1914 quedó instituido el Día de la Madre como el segundo domingo de mayo en Estados Unidos, aunque el resto de países ha ido adaptando esta fecha según su calendario y coincidencias con otras efemérides. Así, en España, se celebra el primer domingo de mayo.

Consumo frente a consumismo

¿Debemos plantearnos que la compra de regalos para las madres en el día que se las conmemora es una perversión de la celebración? A este supuesto se responde habitualmente desde postulados éticos, marcados por aquellos que acusan este tipo de celebraciones de ser una fiesta del consumismo alejada por completo de los principios morales sobre la que fue fundada. Es innegable que el mercado global aprovecha cualquier acontecimiento para aumentar las ventas de sus productos e incitar el consumo. Inmersos, como estamos, en una economía capitalista basada en la compraventa de bienes y servicios y en la ganancia comercial como leitmotiv, no parece de recibo tildar de práctica abusiva el que alguien quiera “colocar” sus productos aprovechando ciertas coyunturas.

El estímulo para el aumento de las ventas que supone este tipo de festividades para muchos comercios minoristas que buscan desesperadamente sacar la cabeza fuera del agua, no debe ser minusvalorado y colaborar realizando alguna compra (ajustada a nuestro presupuesto) incentiva el consumo interno y la economía.

Ahora bien, el incesante bombardeo de publicidad animando al consumo puede hacer mella en la concepción que sobre todo los más pequeños tienen de este día, en el que lo importante no es comprar un regalo, sino agasajar a la madre con algún detalle que le recuerde su importancia en nuestras vidas y que la haga sonreír. Regalar una manualidad o compartir una actividad en común son excelentes alternativas que conservan intacto el espíritu de la conmemoración y que harán feliz a más de una madre. Que la compra de un regalo sea una obligación por parte de los hijos sí podemos considerar que es una práctica consumista que debe ser rechazada en tanto que fomenta malos hábitos en los futuros consumidores.

Ya sea comprando ese regalo que tanta ilusión sabes que va a hacerle, o dándole una bonita sorpresa como una comida, una manualidad o cualquier actividad divertida; desde Cashper.es, especialista en crédito fácil, te animamos a que no te olvides de ser partícipe de este día tan especial que todos reservamos para hacer un poco más feliz a las madres.

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