A la hora de prestar dinero, en el caso de que tengamos la opción, se nos plantean diferentes fórmulas y maneras de hacerlo: desde el puro altruismo hasta los préstamos entre particulares. En todos los casos, es importante entender qué estamos haciendo y qué podemos esperar tras prestar dinero.
Ayudar a un familiar o amigo
El conocido refrán que afirma que si le prestas dinero a un amigo, lo más probable es que te quedes sin dinero y sin amigo, es una verdad difícilmente cuestionable. Por esta razón, lo primero que tenemos que tener claro es el concepto de “préstamo” tan comúnmente mal empleado.
El préstamo conlleva una devolución, y, en ocasiones una contrapartida en forma de intereses. Si nuestra intención es ayudar a alguien, la opción más sensata es no esperar nada a cambio y dejarlo claro desde el primer momento, para evitar futuros malentendidos. De esta manera se trataría de un “regalo” más que de un “préstamo”.
En el caso de que queramos darle el tratamiento tradicional a esta “ayuda” a nuestro familiar o amigo, lo primero que hay que tener presente es que, si queremos hacerlo con un contrato, no es obligatorio aplicar intereses al mismo. Puede tratarse de un préstamo a título gratuito.
Donaciones
En este caso, de nuevo nos encontramos con una dificultad terminológica, ya que si nos hallamos ante un préstamo, existe una obligación legal del retorno del capital, mientras que en la donación, este reintegro no es necesario. Esto conlleva además, una serie de cargas impositivas. Es por ello que Hacienda persigue desde hace unos años las concesiones entre familiares como si de donaciones se trataran.
Los donativos a entidades sin ánimo de lucro son una de las más habituales maneras de prestar dinero, siendo la aportación a causas benéficas la forma más común de colaboración social. La multitud de información referente al destino del dinero aportado a estas entidades que encontramos en Internet, nos permite seleccionar con mucha fiabilidad con quién queremos colaborar.
Desde el punto de vista impositivo, estas aportaciones, cuando se hagan con carácter irrevocable, darán derecho a una deducción de la cuota íntegra del impuesto (reducida en las bonificaciones, deducciones por doble imposición y deducciones para incentivar determinadas actividades), del 35% de la base de la deducción, con el límite del 10% de la base imponible del período impositivo.
Crowdfunding
No confundir con “cowfunding” o “crowfunding”, variantes (bastante comunes) de la palabra original inglesa y que dan origen a más de una divertida confusión..
Se trata del tan popular micromecenazgo y que presenta multitud de formas de llevarse a cabo: a su calor han nacido el crowdlending, el pledge plound y otras maneras de prestar el dinero propio.
En esencia, se parece mucho a la donación, pero desde el punto de vista impositivo, no comparte sus características y su esencia es distinta. Se trata de otra manera de prestar dinero. Es una forma de financiación cuyo origen está en impulsar una iniciativa particular de tipo empresarial, y su funcionamiento está basado en las plataformas online donde se presentan los proyectos y en las relaciones interpersonales que las sustentan. En páginas como Verkami se ofrecen todo tipo de iniciativas para impulsar el emprendimiento particular.
Comparte con la donación el hecho de que, en principio, no tiene ningún tipo de contraprestación para el mecenas, aunque en ocasiones se ofrecen algunos incentivos a modo de regalos o recompensas, una vez que se inicia el proyecto financiado.
Extraer rendimiento económico
Ya hemos mencionado, el crowdlending, la variante menos altruista del crowdfunding, ya que se trata de pequeños préstamos entre particulares en los que intermedian plataformas P2P que sirven para poner en contacto y llevar la gestión entre prestatarios y prestamistas. En un artículo anterior hablábamos de las diferencias entre estos créditos P2P y los minicréditos, para dejar claras las diferencias entre ambos tipos créditos instantáneos.
Se trata, en este caso en particular, de auténticos préstamos, con intereses, recargos por demora en la devolución y demás. La gran diferencia es la facilidad en la gestión, dado que, al estar fuera del circuito crediticio, pueden reducir sus requisitos y condiciones. Por lo tanto, si algún amigo o familiar lo necesita, recuérdale que prestar dinero a título personal conlleva más riesgos y es mejor recomendar la solicitud de un microcrédito cuando sea necesario.
Esperamos que este artículo te haya resuelto las dudas que pudieras tener sobre los distintos tipos de préstamos que existen fuera del mercado crediticio. ¡Si te ha resultado interesante compártelo en tus Redes Sociales para que tus amigos también puedan informarse!.
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